Raymundo
Gomezcásseres.
El próximo viernes 23
de agosto se efectuará el lanzamiento del número 4 de la Revista Cuaderno, del
Taller de Escritura Creativa ‘Coloquio’, adscrito al Programa de Lingüística y
Literatura de la Universidad de Cartagena. Cuando hace dos años y medio se
propuso en este colectivo de trabajo, la publicación de una revista, ninguno de
sus integrantes pensó que llegarían a cuatro números, y que el quinto, esté
prácticamente listo. El acto se realizará en el Aula Máxima de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Cartagena a partir de las cuatro de la tarde.
Entrada libre.
El volumen cuatro de Cuaderno, igual que los precedentes, es
el producto del esfuerzo colectivo de todos y cada uno de los integrantes de Coloquio. Como publicación la revista Cuaderno tiene un cuerpo y un alma.
Entre ambos se tejen relaciones de dependencia cuyo resultado es un concepto,
que la distingue como una marca: es un trabajo hecho con responsabilidad y
seriedad, pero sin caer en ningún momento en afectaciones postizas, sin ceder
terreno a los espejismos vanidosos de las posturas light. Ambos extremos igualmente dañinos y narcisistas. La parte
propiamente física de la revista resulta de los insumos aportados por los
integrantes de Coloquio y de otras
personas, cuya generosa y oportuna colaboración, la han hecho realidad. En ese
orden de ideas, por ejemplo, las fotografías de la carátula y la contra
carátula, son de Ana Victoria Padilla Onatra, egresada del Programa de Historia
de la Universidad de Cartagena, quien amablemente las cedió para este
propósito. Las ilustraciones interiores fueron realizadas en su totalidad por
Leidy de Ávila, integrante de tiempo completo del taller. En las secciones de
narrativa, micro relatos, ejercicios de taller, y poesía, aparecen textos de
los talleristas Jair Buelvas Caro, Eduar Ramos Barragán, Hailher Salcedo Ramos,
María Alejandra Zambrano, Astrid Cárdenas Romero, Hernán Grey Zapateiro, Martha
Herrera, William Hurtado Gómez, Leidy de Ávila, Roberto Luna Salas, Juan Manuel
González Sequeda, Javier Córdoba Cuevas. Se mantiene la sección Escritor
Invitado, dedicada esta vez a Adolfo Antonio Ariza Navarro y como novedad, se
publican cuentos inéditos de dos importantes escritores del Caribe Colombiano:
Guillermo Tedio, de Barranquilla, y Jose Luis Garcés González, de Montería. Sin
embargo, la gran novedad y la parte tal vez más llamativa e importante de este Cuaderno es la sección titulada
‘Transición’. En ella aparecen publicados anticipadamente, por primera vez en
la historia del Programa de Lingüística y Literatura de la Universidad de
Cartagena, algunos de los trabajos con los que varios estudiantes aspiran a
graduarse con la recien asumida modalidad de creación literaria. Se trata de
William Hurtado Gómez, Juan Manuel González Sequeda, Leidy de Ávila, y Mª
Alejandra Zambrano Canoles, de quienes aparece una muestra de los libros de
cuento que son sus trabajos de grado, y Hailher Salcedo Ramos, del cual se
publican numerosos textos de su poemario Madera
en fuego. También se incluye en este número un breve ensayo del coordinador
de Coloquio, profesor Raymundo
Gomezcásseres, sobre el sentido y la razón de ser de los talleres literarios.
La diagramación y el diseño de la revista fueron realizados por nuestras
editoras: Leidy de Ávila, Márgareth Ríos Hernández y Astrid Cárdenas Romero; el
logo fue creado por William Hurtado Gómez. Todos ellos son integrantes de Coloquio en la actualidad.
Pero si lo dicho
hasta hace un momento apunta a la descripción del cuerpo físico de Cuaderno, no está de más dedicar las
palabras de cierre a lo que configura el alma de esta revista, si es que se
puede hacer algo así. Tanto Coloquio,
el taller; como Cuaderno, su medio de
expresión, están animados por una voluntad singular: la de apostarle a la
construcción de un ser posible a través del asomarse a la literatura como la
ventana de acceso al mundo de ‘las
soluciones imaginarias’. Mundo en el cual la única norma válida es el ejercicio
de la libertad. Durante la ya larga vida de Coloquio
(¡cinco años!), y los casi tres de Cuaderno, ambos solo han aspirado a
hacer realidad lo que propusiera Antón Chéjov con esta afortunada sentencia: “La vida es una marcha hacia la cárcel. La
verdadera literatura debe enseñar a escapar o prometer la libertad”. Nos
hemos esforzado por conseguirlo. Más allá de los horarios y las rutinas, lo
importante es que en cada uno de nosotros, esa idea ha incubado en tierras
fértiles. Así, cuando Coloquio no sea
más que un recuerdo, seguiremos recorriendo la ruta que nos trazaron Chéjov,
Miller, Kafka y tantos otros hermanos del alma; convencidos de que el destino
solo existe como camino por recorrer, construyéndolo sobre la marcha, no como
meta por alcanzar.
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