En el Rincón más apartado de un parque, dos hombres se acaban de encontrar. Uno es de edad madura y va vestido presuntuosamente. El otro es un joven que no supera los veintitrés años; va vestido con ropas desgastadas, que evidencian el estado de miseria en el que se encuentra. El primer hombre mira hacia todos lados manifestando unos nervios ridículos, como temeroso de que alguien pueda verlo a esas horas de la noche, hablando con aquel otro de, al parecer, dudosa reputación.
Teratólogo: ¡Anoche apareció en mi jaula su última materialización onírica!
Visionario: ¿Qué sucede?
Teratólogo: Le pedí una creación que atentara contra el sentido común, no una aberración que atenta contra lo irracional.
Visionario: Me pidió un espécimen raro que sorprendiera a la ciencia y a los hombres, para así grabar su nombre en la historia de la teratología…
Teratólogo: Con una cosa como esa seré expulsado de la academia y se me acusará de haber descendido al infierno a cazar demonios.
Visionario: No lo entiendo… ¿Qué es lo que tanto le perturba de la criatura?
Teratólogo: ¡Por Dios, no sé qué clase de concepción tiene usted de la realidad, pero déjeme decirle que si estuviera en mí el poder, lo castigaría por tener sueños tan morbosos y osar materializarlos en este espacio armónico!
Visionario: ¿Espacio armónico? ¡El hombre y la razón son una materialización en masa de un sueño abyecto que con el tiempo robó el manto de lo normal y disfrazó sus asquerosas imperfecciones!
Teratólogo: No se justifique… ¡usted es peor que ese monstruo que ha creado!
Visionario: ¡El Síndrome de Frankestein!
Teratólogo: ...
Visionario: Buscan una verdad y al encontrarse con ella se horrorizan, intentando por todos los medios destruirla, sin saber que ella no es más que la manifestación de lo insano de sus espíritus.
Teratólogo: ¿Cómo se atreve a llegar a ese nivel de cinismo? No he creado nada que atente contra la naturaleza… usted fue quien trajo a esté mundo a esa maldita….
Visionario: En cierta medida no se equivoca, pero no olvide que he soñado a esa criatura miserable porque usted así me lo pidió como pago por una deuda. Su voluntad le dio impulso a mi imaginación. Son tantos sus anhelos de gloria en el Mundo Científico que proyectó sobre mí, una vorágine de extravagancias que inevitablemente hicieron que mis pensamientos colapsaran, dando como resultado el nacimiento del rey de los monstruos… El más perfecto de los anormales.
Teratólogo: ¡Maldito!
Visionario: …
Teratólogo: ¿Cómo pretende que estudie a ese inclasificable engendro de la contranatura?
Visionario: Usted es el científico…
Teratólogo: Para saber lo que es, tendría que inventar una nueva ciencia mezclando la teratología, la superstición y la esquizofrenia. Una ciencia irracional que descarte lo científico y aplique el método Neuro-caótico que se caracterizaría por no buscar la solución de problemas sino que se concentraría en crearlos. Una contraciencia nacida de la locura… sus laboratorios estarían ubicados en los, tan últimamente superpoblados, manicomios.
Visionario: ¡Usted será creador de ciencia tan necesaria para los hombres de esta era!
Teratólogo: ¡No, desde que usted dio nacimiento a esa criatura, se convirtió en el padre de “La Ciencia Ominosa De Las Pesadillas”!
Visionario: ¿Por qué siente tanto desprecio por la llave que abrirá la puerta del respeto de la ciencia?
Teratólogo: Su maldito monstruo… De no ser un iniciado habría perdido la razón al contemplar la perfección de sus imperfecciones… ¡Su monstruo posee todos los atributos de lo ilícito para los hombres!
Visionario: …
Teratólogo: Para utilizar algunos de los términos científicos con los que normalmente se designan algunas malformaciones y fenómenos del cuerpo, se podría decir que su esperpento padece de: exceso de Aneurismas en toda la epidermis. En dos de sus cabezas padece Microcefalia, con tendencia en una de ellas a la Anencefalia. En sus otras tres cabezas encontramos una Macrocefalia crónica afectada por el aumento de contenido líquido Cefalorraquídeo en el cráneo, también conocido este fenómeno como Hidrocefalia.
Visionario: Lo mío son los sueños y materialización de realidades… ¡los de mi naturaleza no sufrimos del mal de bautizar lo innombrable!
Teratólogo: ¡Cállese y escúcheme! Ese monstruo padece de Hiperpatía, que es la sensación exagerada de dolor producto de una hernia cerebral. Tiende a padecer episodios de Acatisia y Acinesia lo que lo convierte un ser impredecible… si es que esa cosa puede tener un ser…
Visionario: Todo posee un Ser en el universo, incluso las palabras técnicas con las que no debe ser nombrado.
Teratólogo: Déjeme decírselo de una forma en que me entienda: El cuerpo de ese aborto está formado por la simbiosis de órganos que ahora parodian la función para lo que fueron creados. Miembros masculinos con bocas voraces devoran a miembros femeninos con ojos. Corazones obscenos bombean sustancias pestilentes a extremidades de mamíferos, reptiles, anfibios e insectos. Una boca babeante en la espalda mueve una lengua blasfema que desciende hasta el ano de donde salen manos que aprietan testículos palpitantes. Intestinos colgando con las cabezas, como joyas que embellecen una concepción aborrecible de la estética; como si la idea de lo Interno no existiera y se encontrara placer en exhibir, eso monstruoso que debemos esconder y olvidar para no horrorizarnos. Tumores de todos los tamaños llenos de semen, sangre, pus, saliva, parásitos y excremento. Una nauseabunda gangrena que devora la carne y la vuelva a escupir con una consistencia inconcebible por la anatomía; como dando un espectáculo de lo… de lo…
Visionario: ...
El hombre de edad madura no puede contener las nauseas y suelta sobre sus elegantes ropas, un chorro de vomito que culmina en los pies del joven.
Teratólogo: Prométame que hará que ese monstruo desaparezca… prométame que me concederá la amnesia…
Visionario: Ese que llama monstruo es la manifestación carnal del panteísmo. El soñador puede hacer más por los hombres que mil teorías y mil experimentos, pero no le importa, prefiere la soledad de sus aventuras en los laberintos de su cabeza.
Teratólogo: ¡Está enfermo… su cabeza es el único monstruo que la teratología debería estudiar!
Visionario: No.
El joven mira hacia la salida del parque e intenta marcharse, pero el otro lo toma de la mano y lo mira suplicante.
Teratólogo: Prométame que liberara al mundo de ese monstruo repugnante…
Visionario: El mundo recibirá lo que merece… será destruido por el monstruo padre de todas las monstruosidades: El Hombre
Se marcha dejando al científico arrodillado, llorando con sus ropas sucias de vómito.
Teratólogo: ¡Maldito… has condenado a la humanidad!
por El Señor Underground